"La música es sinónimo de libertad, de tocar lo que quieras y como quieras, siempre que sea bueno y tenga pasión. Que la música sea el alimento del amor."
"Music is synonym of freedom, of playing what you want and how you want, as long as it's good and made with passion. Let music be love's food."
Kurt Cobain (1967-1994)

martes, 27 de octubre de 2015

Camino de las 200 entradas / On our way to post number 200


Parecerá una tontería, pero no lo es. Para celebrar algo no hacen falta muchas excusas, igual vale el primer año que el quinto centenario, las cien primeras que las mil. En mi caso 200 entradas significan que estamos ahí, que el blog tiene vida y que en más de una vez ha estado en la UCI y ha salido, con recaídas, pero aquí sigue, mostrándose unas veces alegre y dicharachero y otras melancólico e introspectivo; en ocasiones analizando la realidad que nos rodea y otras mirando hacia dentro y acometiendo exorcismos necesarios. En todos los casos empujado por la aparición, casi siempre fortuita, de una canción que hace saltar todas mis alertas y provoca una respuesta en forma de entrada. Este blog se subtitula "Música para espíritus inquietos", y soy consciente de que todos los que en alguna ocasión os habéis asomado a él compartís en gran medida esa inquietud e inconformismo necesarios para acercarse a aquello que es desconocido, a lo que hay que hacer esfuerzos por conocer. Precisamente para agradeceros a todos ese esfuerzo quiero celebrar la entrada número 200 con vuestra colaboración. Será una entrada con todas aquellas canciones que para vosotros NO HAY QUE PERDERSE, cualquier tema que consideráis especial y entendéis que no es algo que suena constantemente en bares, discotecas, radios y televisiones, y al que no se le presta la debida atención. Para ello os agradeceré que me hagáis llegar vuestras elecciones rellenando este formulario:



Espero vuestras propuestas, siento no poder sortear entradas a ningún festival, pero en sana correspondencia, tendréis la consideración de miembros VIP del blog para el resto de vuestras vidas y mi más profundo agradecimiento.

¡Que no pare la música!


It may seem stupid, but it is not. One may not need any excuse for a celebration, no matter a first anniversary or a fifth centennial, the tenth post or the thousandth. In my case 200 posts mean that we are still here, that this blog is alive despite having been more than once on intensive care treatment and has overcome the situation, relapses included, and it keeps showing a cheerful face at times and also playing with melancholy and introspection on other occasions; sometimes analyzing the life that surrounds us and sometimes looking inside to proceed with necessary exorcisms. Always pushed by the appearance, almost always accidental, of a song that fires all the alarms and triggers a response in the form of a post. This blog is subtitled "Music for restless spirits", and I know that everyone that has ever taken a look at it shares the same necessary concern and nonconformity to learn about the unknown, something that requires an effort. Precisely, to thank you for all this effort I want to celebrate my 200th entry with your collaboration. It will be a post with all those songs that you think are NOT TO BE MISSED, any particular tune that you consider special and is not constantly played in bars, clubs, radios or television, a song which has not be paid enough attention. For this reason I would appreciate your submissions through the form above.

I look forward to your collaboration, I am sorry not to be able to offer any festival tickets, but in healthy correspondence, you will have the consideration of VIP member of the blog from now on and, of course, I will be deeply thankful for all.

Rock on!

sábado, 10 de octubre de 2015

Feed Me Back, Please (Mabuse - Schönberg)

CXCVIII
"No se me ocurre mejor plan
que pasar la noche en el sofá 
analizando a Schönberg. " 

SCHÖNBERG
Mabuse
Rusos y americanos
El Perfecto Gris
2015

Yo no sé si será el dicho bíblico de "siembra y recogerás" o aquello de que "si eres buena gente, las cosas buenas vendrán a ti" pero me vienen pasando cosas positivas últimamente en muchos y diferentes ámbitos de la vida. Y yo creo que algo tiene que ver el feedback, anglicismo necesario porque, hasta donde yo sé, nadie ha dado con una traducción mejor que el horroroso término retroalimentación. A mí retroalimentación me suena a retroexcavadora y, a muchos, retro- como prefijo les "retrotrae" a otras épocas. Lo importante es que el concepto es valiosísimo.

Vayamos por partes: el verbo "feed" en inglés significa "alimentar, dar de comer", y "back", en este contexto, indica "de vuelta, en reciprocidad, en la dirección opuesta". Por lo tanto, "feedback" es "alimentar" pero una vez tú has sido alimentado antes, y no solo eso, debes alimentar al mismo sujeto del cual has recibido la alimentación previamente. El feedback es un juego de dos direcciones, y a veces, más que juego es una necesaria respuesta a cualquier acción que lleve implícito el significado de "dar". De ahí que el término sea incompatible con esa coletilla que estamos acostumbrados a usar de manera demasiado recurrente; me refiero a "...sin esperar nada a cambio". En el trabajo, en tu vida social, en tus relaciones más íntimas, en el amor, seguro, un poquito de feedback, por favor. Hasta los voluntarios en las ONG lo obtienen, porque no estamos hablando de nada material, estamos hablando de un mínimo gesto que refrende, apoye o certifique que vamos por el buen camino. Cuántas crisis y cuántos problemas nos evitaríamos si aplicáramos unas cuantas dosis de feedback en nuestro día a día.

Viene al caso el tema porque acabo de recibir noticias alimenticias de parte de uno de los chicos de la banda Mabuse, con quienes ya iniciamos un cordial pero directo feedback con ocasión de la publicación y mi posterior reseña en rockinspain.es de su primer disco. Intercambio que nos dejó satisfechas a ambas partes. Como el feedback puede convertirse en un intercambio sin fin aunque transcurra tiempo entre fase y fase, es ahora cuando me toca digerir la nueva propuesta y responder con el mejor afán constructivo. Y es que si no es constructivo, no es retroalimentación, directamente es envenenamiento en grado de alevosía.

Pues al grano. El plato se llama Rusos y Americanos, y empezar el disco Con más barba que piel en pleno auge hipstérico es toda una ocurrencia, de tal manera que el tema de ritmo pop ya nos pone en alerta. Hay más pop en Boxeador y fina ironía marca de la casa en Perdóname. Atentos a un tema como Mi rollo es la oscuridad, irresistible desde el mismo título. A pesar de sus tintes más pop, me resisto a catalogar el disco así, ya que Mabuse saben moverse perfectamente por el pop-rock más constistente haciendo gala de unas excepcionales letras escritas y cantadas por Ángel Morón, una valiosa voz a respetar y considerar en este nuestro panorama musical patrio. Si a eso le sumamos al resto de la banda en estado de gracia tenemos a la banda perfecta.

Pero yo me he enamorado de Schönberg. Porque sí. Porque es rockera, porque me flipa el tiroriro del teclado en la parte instrumental, porque la letra es espléndidamente poco comprensible aunque entendamos cada uno de los versos por separado, porque está de moda lo atonal, y porque esta canción no necesita un porqué. El atracón de Schönberg es tan animal -la he escuchado como diez veces seguidas, y las que me quedan- que por poco que sea, mi feedback en forma de artículo no llegará a la altura que merece la banda, pero lanzando esta entrada al ciberespacio doy de comer a miles de potenciales retroalimentadores. Así que ya sabéis, lo de menos es la comida; seguro que encontráis la manera de hacerles llegar el gesto.




Descarga el álbum gratuitamente desde Bandcamp

Mabuse's official website: elperfectogris.com
Mabuse on Facebook

jueves, 8 de octubre de 2015

Todo lo que era yo (Rafa Spunky - (I Feel Like) Bryan Ferry)

CXCVII 
"Don't stop, let's play
And let the music fill your brain 
Don't stop, lose control 
And let the groove lift your soul"

(I FEEL LIKE) BRYAN FERRY
Rafa Spunky
Mitomanía EP
Nocturne Records
2015

Había llegado hasta el punto de no poner música en ningún dispositivo. No era una acción deliberada para evitar tener que escuchar ciertas canciones que me evocaran algo que quería olvidar, no era eso. Era algo más grave. En varias ocasiones intenté cantar alguna canción mientras sonaba en el ordenador y a los diez segundos se me retorcía el estómago y la garganta se me cerraba como si me anudaran la tráquea con un rizo de pescador. Y me empezó a pasar con cualquier canción. Entonces paraba el reproductor. Prefería el silencio.

Había llegado hasta el punto en que los chistes de los vecinos de Montepinar ya no me hacían gracia, las lecturas no pasaban de la tercera página de ningún libro, no podía ver una película entera concentrado, los goles de Messi no me hacían saltar del sofá y las suculentas recetas que llevaba probando desde hacía tiempo fueron sustituidas por latas de fabada o garbanzos a la riojana.

No era difícil detectar la sensación de pérdida, de ausencia de ilusión por todo aquello que antes me hacía disfrutar. Tendemos a pensar que ciertas cosas forman parte de nosotros de forma indisoluble, como extremidades invisibles que no puedes perder. Pero es un craso error, la vida puede amputarte esas extremidades tan necesarias para tu bienestar mental sin que te des cuenta. Y, por supuesto, toca rescatarlas y realizar una operación de urgencia que restituya el estado anterior.

Hecha la reparación, parece ser que los miembros amputados comienzan a recuperar la sensibilidad, el cerebro los reconoce como suyos y la sangre vuelve a correr por sus venas. En algún momento pensé que la música me había abandonado, incluso la llegué a ver como un elemento ajeno a mí. Yo, que empecé escuchando música de bien pequeño con la orquesta de Paul Mauriat sonando en el coche de mi padre, con la Sinfonía del Nuevo Mundo de Dvorák, el Cascanueces de Tchaikovski, la discografía entera de los Beatles, la de Abba, la música disco, cantando una y otra vez las canciones de Grease y de Xanadu, pasando mi adolescencia entre la movida madrileña, los nuevos románticos y el rock sinfónico, descubriendo en mis veintipocos a The Smiths y Van Morrison, dejándome sorprender por el brit pop y el grunge, elevándome a las alturas con la New Age y más recientemente adentrándome en los procelosos y tan opuestos mundos del stoner rock o de la música de club. Si todo esto era yo, me quería de vuelta, y no solo como antes, sino mejorado y ampliado.

Dice Rafa Spunky en una entrevista que "le sorprende la gente a quien le interesa algo más que la música en sí misma". Yo entiendo lo que quiere decir. La música en sí misma ya te lo da todo. No necesitas saber nada del compositor, ni necesitas un vídeo, ni una campaña publicitaria. Si te llena, sobra todo lo demás. Si te hace llorar, cumple su labor; si te hace gritar, libera tu tensión; si te transporta, viajas sin moverte, y; si te hace bailar, te llena de alegría. El tiempo, siempre terapéutico, el otoño, tu propia fuerza interior, el espíritu de supervivencia, me han devuelto aquello que era mío: la pasión por la música. Porque la ella siempre estuvo ahí, así que me siento como Bryan Ferry, sin ganas de parar: 


Y como Rafa Spunky, con ganas de dejarme llenar, de dejarme llevar por el ritmo. Y vaya ritmo el de este tema. La esencia de la música disco en tres minutos y medio, falsetto incluido. Además, Spunky confiesa que le gusta de todo, desde Las Grecas hasta Metallica, ya que siempre hay algo bueno en todo tipo de música. Me sumo a su declaración.


Rafa Spunky's website: rafaspunky.bigcartel.com
Rafa Spunky on: Facebook

jueves, 1 de octubre de 2015

In crescendo a fortissimo (The Maccabees - Something Like Happiness)

CXCVI
"You just know
When you know
You just know
You got somewhere to go
When you go"

SOMETHING LIKE HAPPINESS
The Maccabees
Marks To Prove It
Communion Records
2015

"¡Muy bien!¡Fenomenal!¡Estás que te sales!". Lo dijo con los ojos bien abiertos y una sonrisa de oreja a oreja. Mi pecho se infló como un globo y solté el aire que había contenido durante 38 larguísimos segundos de un solo golpe. Era consciente de que me había equivocado en dos o tres ocasiones, por eso, y a pesar de sus ánimos, me llené de rabia positiva y sin mirarla contesté: "¡una vez más!". Así fue como conseguí ejecutar la pieza sin errores y, esta vez, tras soltar de nuevo el aire casi se me cae una lágrima. No es más que una pieza infantil titulada Walk To School, por ahora no puedo adentrarme en contenidos más complejos, pero suena bella en mis dedos, porque soy yo quien hace sonar el piano, porque ahora siento que se está cumpliendo un sueño.

Mi profe es joven, muy joven, pero sabe enseñar. Y el caso es que solo da ánimos, refuerza a su alumno de 47 años como si se tratara de uno de siete, le falta darme palmaditas en la espalda, pero funciona, ya lo creo que funciona. Y lo hace en dos direcciones. Primero, me transmite positividad y confianza ante un ejercicio duro, como es el de transformar mis dedos de unas extremidades agarrotadas y desprovistas de agilidad en unas extensiones de mi cuerpo con sensibilidad y sentido de la armonía. Por otra parte, me coloca en el lugar del educando, cosa que todo educador debería experimentar cada cierto tiempo, porque solo siendo alumno puedes tomar conciencia de lo difícil que resulta aprender ciertas cosas y cómo tus maestros y lo que hagan contigo puede ser determinante en tu evolución.

Y ¿a estas alturas te pones a aprender a tocar el piano? Es que era a estas alturas cuando tocaba, tan solo había que estar atentos a las señales. No todos los días te plantifican una academia de música debajo de tu casa. Es entonces cuando recuerdas que tu sobrino tenía un teclado Yamaha que no usaba y que convenientemente canjeas por una mesa de escritorio que ya te estorbaba en casa. Lo demás es disfrutar cada semana de hallazgos y descubrimientos, de sorprenderte de tus habilidades ocultas sin arrepentirte de no haber empezado antes, porque si lo piensas, tienes por delante tiempo suficiente para hacer del instrumento un compañero de esos que no te abandonan en toda la vida.

Este es un blog bastante ecléctico, y muchos esperaréis una pieza de piano para ilustrar esta entrada. Ya hablé de mi pasión por este instrumento hace tiempo en un artículo sobre Goldmund y más recientemente en otro sobre Keith Jarrett o Nils Frahm, por lo que ahora me inclino por subrayar mi transición a algo parecido a la felicidad con un tema de mis adorados The Maccabees, ese que dice cosas como que "el cielo prohíbe las oportunidades perdidas". Solo por este verso ya se han ganado el derecho de aparecer en esta humilde aunque pasional bitácora precisamente en el momento en el que la vida comienza a ponerse vibrante.


The Maccabees' official site: www.themaccabees.co.uk
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