XLVIII
"Music, all I hear is music -guaranteed to please, and I look for something else."
IN THE WILDERNESS
Genesis
Genesis
From Genesis To Revelation
Decca
1969
THE EDINBURGH CHRONICLES - PART 3
(ENGLISH AHEAD) Mientras espero a que comiencen los espectáculos del Festival de Edimburgo y a que el tiempo, finalmente, se parezca a eso que llaman verano, suelo volver a casa cuando la actividad comercial del interminable día decae y, como no tengo presupuesto para estar de pubs todo el día, no tengo otro remedio que ver la tele para entretenerme un rato. Estas circunstancias me han dado la posibilidad de constatar dos realidades: en todo el mundo hay televisión bazofia pero, a pesar de todo, la BBC sigue siendo una maravilla. Empezando por los detalles, hay que hacer constar que toda su programación (a decir verdad, la de la mayoría de cadenas), está subtitulada para sordos. Siguiendo por los programas, los informativos y los documentales son de altísima calidad y, además, no hay cortes publicitarios.
Después de un día ajetreado en el que aprovechamos el rato entre chubasco y chubasco para ir a la National Gallery of Scotland, subir a Calton Hill, visitar el edificio que contiene la colección de arte moderno de la misma National Gallery y regresar a casa a través de un idílico sendero que bordea el riachuelo Water of Leith, ya no me quedaban fuerzas para mucho más. Así que enchufé la tele, me tumbé en el sofá y ya no me levanté hasta medianoche. No por el cansancio, sino por el puro disfrute de la programación. Me merendé con un concierto de Muse en Glastonbury en el que The Edge acompañaba a la banda en su versión de Where The Streets Have No Name. La frugal cena estuvo ameizada por el excelente documental Prog Rock Britannia: An Observation in Three Movements, sobre los años del rock sinfónico, que aquí llaman prog rock y, de nuevo, regresé a mi adolescencia.
Mis primeros contactos con el rock sinfónico se los debo a mis cuñados y, en concreto, a tres discos, uno por cuñado: The Very Best de Emerson, Lake and Palmer, Larks' Tongues In Aspic de King Crimson y Thick As A Brick de Jethro Tull.
Mis primeros contactos con el rock sinfónico se los debo a mis cuñados y, en concreto, a tres discos, uno por cuñado: The Very Best de Emerson, Lake and Palmer, Larks' Tongues In Aspic de King Crimson y Thick As A Brick de Jethro Tull.
Estas fueron las razones de mi posterior fanatismo por una música que poca gente de mi edad comprendía o soportaba. Para mí era un constante descubrimiento. El virtuosismo de los músicos, el enfoque trascendental, la pomposidad de las propuestas, el diseño gráfico de los álbumes... formaban un todo que los propios autores jamás han rechazado en calificarlo de "excesivamente pretencioso". Pero uno, cuando es joven, también lo es, ¿no? Aunque hace siglos que no escucho un álbum de Yes, King Crimson, Emerson, Lake and Palmer o Pink Floyd, no puedo más que recordar las largas tardes pasadas escuchando esas tremendas sinfonías que te transportaban a otros mundos donde podías perderte y encontrar justo el estado de ánimo que buscabas. Pronto llegó el punk y nos despertó a bofetadas de nuestro sueño adolescente.
El documental repasaba el nacimiento, auge y decadencia de este estilo durante los años 70 en Gran Bretaña a través de su música y sus protagonistas. Ahí estaban Phil Collins, Tony Banks, Mike Rutherford, Ian Anderson, Mike Oldfield, Carl Palmer, Bill Brufford, Rick Wakeman o Peter Sinfield, por poner un ejemplo. Es increíble el tratamiento que el rock recibe en los medios de comunicación de este país. En todo momento el rock y el pop son reconocidos como elementos inseparables de la cultura británica de tal manera que la retransmisión de un concierto de Franz Ferdinand tiene la misma consideración que uno de la Scottish Chamber Orchestra.
Genesis han sido los listos de la película, aunque muchos piensen que son unos vendidos. Cuando la gente empezó a estar harta de las canciones que sobrepasaban los 20 minutos, de las excentricidades y de la suntuosidad, Mike, Tony y Phil, ya sin Peter Gabriel, decidieron hacer una música más orientada al público y dejar de mirarse el ombligo. La jugada les salió bien. Ahí tienen su discografía. Pero mucho antes de que esto pasara, Genesis también tuvo su génesis.
In The Wilderness forma parte del primer disco de la banda, que fue mal promocionado y que vendió muy poco. Es, sin embargo, un compendio de melodías que contienen la semilla de lo que sería Genesis más adelante. Me gusta porque todavía parecen inseguros e ingenuos, algo tímidos en mostrar de lo que son capaces, pero hoy día es el disco que suena más fresco y más verdadero de toda su carrera. La canción en sí es una bella melodía con un estribillo pegadizo cuya letra nos deja entrever el deseo de búsqueda más allá de lo convencional, la necesidad de huir de ese páramo del título que todo lo seca, la voluntad de vivir según tus propios principios y no para agradar a los demás. Toda una declaración de intenciones, ¿no les parece?
First part of the documentary
While waiting for the different events of the Edinburgh Festival to start and the weather to deserve to be called summer I usually come home when all commercial activity seems to start dying down at the end of an endless Scottish summer day. As my budget for pub crawling on a regular basis is minimal, I often have no other option but to watch telly. These circumstances have driven me to two conclusions: junk TV is everywhere, but the BBC is still a superchannel. If we get down to details, one will notice that all programmes are subtitled for the hearing-impared (in fact, all channels are). On the other hand, the news programmes and documentaries are all very high quality, and there's no cuts for commercials.
After a busy day when we tried to do our best of the short spells of good weather inbetween downpours -visit the National Galleries of Scotland, climb up to Calton Hill and come back home through this idyllic pathway along the Water of Leith- I felt I was too exhausted to think about going out again in the evening. So I just switched on the TV, lay down on the sofa and didn't get up until midnight. It wasn't because I was so tired, but because the programmes were really entertaining. First, I enjoyed a concert by Muse in Glastonbury with The Edge playing with them their cover of Where The Streets Have No Name. Then, dinner time was accompanied by the documentary Prog Rock Britannia: An Observation In Three Movements, and it really took me back to my youth again.
My first contact with prog rock I owe it to my brothers-in-law, particulary to three albums, one per relative: The Very Best by Emerson, Lake and Palmer, Larks' Tongues In Aspic by King Crimson y Thick As A Brick by Jethro Tull.
These were the reasons for my becoming utterly fanatical of a kind of music that none of my friends could stand or understand. To me it was a constant discovery. The masterly performances, the trascendental approach and the pomposity of their projects, the artwork in their albums... made up a whole that the prog artists themselves agreed to call it "excessively pretencious". But, when one is young, who isn't? Though it's ages since I heard an album by Yes, King Crimson, Emerson, Lake and Palmer or Pink Floyd, I can't help recalling those long evenings I used to spend listening to such colossal works that carried you away into different worlds where you could find the exact mood you were looking for. Soon, punk stole the scene and smacked us off our teenage dream.
The documentary dealt with all stages between the rise and fall of prog rock in Britain during the 70s through its music and protagonists: Phil Collins, Tony Banks, Mike Rutherford, Ian Anderson, Mike Oldfield, Carl Palmer, Bill Brufford, Rick Wakeman o Peter Sinfield, to name but a few. It's incredible how rock and pop music are considered to be of such great importance in Britain and thus, an inseparable part of British culture. And the media just reflect this idea, giving a concert by Franz Ferdinand the same treatment as one by the Scottish Chamber Orchestra.
Genesis have been the smartest in the class, though some consider their turn an act of high treason to the principles of prog rock. When audiences started to get a little fed up with 20-minute-long songs, their eccentricity and their sumptuousness, Tony, Mike and Phil, once Peter Gabriel was out, decided to make more audience-oriented music and stop considering themselves God's gift to the world. And it all turned out nicely. Just look at their discography since. But, long before this happened, there was a genesis of Genesis.
In The Wilderness is part of the band's first album, which was poorly distributed and very few copies were sold. It is, nevertheless, a bunch of good tunes that contain the seed of what Genesis would become later on. I love it because they still sound insecure and naive, still too shy to show what they have in store, but yet today I find it their freshest and most truthful album so far. The song in itself is a beautiful tune with a very catchy chorus, the lyrics of which hint a wish to search for something off the ordinary, the necessity of running away from the wilderness which dries everyhting out, the desire for a life according to your own principles instead of pleasing everyone else. That's what I call a declaration of intentions, don't you think?
Enlaces/Links:
Genesis's official site, with all the links to the related sites in its homepage: www.genesis-music.com