CLIV
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ENTRE LAS PIEDRAS
Guillermo McGill
Oración
Karonte
2005
Por primera vez desde que comencé este blog, la entrada no va a ser mia. Este honor se lo voy a ceder a Guillermo McGill. Su carta explicando las razones por las cuales se retira de la programación del Festival de Jazz de Madrid es algo más que una manifestación de honestidad, es toda una declaración de principios y una amarga constatación de cómo la crisis económica provocada por unos pocos ya se ha transformado en una crisis global de ética y valores de la cual únicamente actitudes valientes como la de este percusionista uruguayo afincado en España nos puede sacar. Es un discurso bien argumentado en defensa de la cultura y de la dignidad de los que la hacen, al mismo tiempo que carga de manera inmisericorde con aquellos gestores (generalmente políticos) que pretenden manejar los hilos de la (cada vez más empobrecida) cultura desde sus sillones basándose en criterios estrictamente mercantiles y/o electorales: los tecnócratas de la cultura -de todo, menos profesionales. No soy un fanático del jazz, pero intuyo que detrás de esta postura libre y arriesgada hay una no menos arriesgada propuesta musical que todos nos estábamos perdiendo. Y este blog, por encima de todo, y como su nombre indica, trata de eso. Aquí va el texto:
Querido Festival de Jazz de Madrid,
Hoy domingo 21 de octubre estoy reunido con mi “cabezapensante”, responsable de la promoción del concierto previsto para el día 27 de noviembre en el marco del Festival de Jazz de Madrid, ciudad europea, para comenzar a trabajar en mi propia promo complementaria a la que realice el festival. Lo primero que hemos hecho, lógicamente, es indagar en las páginas de internet, dirigiéndonos a los que en teoría son los espacios oficiales del festival. La web oficial del festival anuncia la programación del 2011. La página oficial en Facebook del festival es un espacio con solamente 199 seguidores, que no informa nada sobre la programación de la edición 2012. Por parte del público, la programación solo puede ser consultada teniendo mucho interés en ello, y a trozos. Es decir, entrando en la web de Circo Price para saber qué hay en el Circo Price, entrando en la web del Teatro Fernán Gómez para conocer qué sucederá allí. Respecto a la web de Conde Duque lo máximo que ofrece al respecto es un PDF de programación trimestral, en el que se informa sobre la existencia de un “Festival de Jazz”, pero sin indicar qué artistas en qué días, asunto al cual otorga la misma importancia que las clases de yoga en el mismo espacio. Y, lo más curioso, en www.esmadrid.com , la web de nuestro Ayuntamiento, nada de nada.
Se supone que si a un artista le interesa actuar en un Festival de Jazz de Madrid, es porque, incluso actuando a taquilla, incluso pagando gastos del concierto, se forma parte de una programación importante. Una programación importante que en teoría estaría acompañada de cierta profesionalidad. Asuntos tan básicos como la existencia de un libro de programación, una web oficial del festival, una página oficial en Facebook del festival que funcione de verdad, etc., en esta edición NO se cumplen a escasos días de su inicio.
Aunque todo eso estuviera previsto, e incluso pudiera llegar a existir en próximos días, estamos a menos de dos semanas para el inicio del festival y a un mes para mi concierto. En un otoño de 2012, el mundo real indica que en Madrid, para tener cierta esperanza en llenar un aforo de 253 espectadores, la promo del concierto debe comenzar con al menos dos meses de antelación. Falta 1 mes, y nos encontramos con que, de cara al público, mi concierto NO es que no tenga todavía las entradas a la venta. Es que, directamente, de forma pública, NO existe aún ninguna referencia en medios oficiales o en prensa.
Por esta razón, definitivamente voy a suspender mi concierto. La única razón que podría llevarme a hacer un concierto a taquilla y con gastos en un festival de ciertas características, es porque se supone que el festival reúne características propias de un gran festival. Entradas a la venta con suficiente antelación, una promoción coherente de cierta repercusión desde muchas semanas antes. Ahora me encuentro con que si quiero empezar este lunes 22 mi promo por mi propia cuenta, aparte de la que haga el festival (que de momento es inexistente) a falta de 2 semanas para comenzar, tampoco tengo nada que promocionar, debido a que la venta de entradas de mi espectáculo tampoco existe.
Aunque esta semana, faltando escasos días para el comienzo del festival, y apenas un mes para mi concierto, comenzara por fin la promo del propio festival, se publicara un programa común para todos los recintos, existiera web oficial, una estrategia Social Media medianamente decente, salieran a la venta las entradas de Conde Duque, etc…, no da tiempo a aspirar a conseguir vender las 253 entradas. Podríamos aspirar a vender 130 o 140 entradas, que si están a 12 euros, podría significar una taquilla de apenas unos 1500 euros, de los cuales hay que descontar 54€ de backline, 200€ de producción para el festival, unos 150€ para Sgae, unos 500€ para tres viajes ida y vuelta en AVE, 300 euros en habitaciones de hotel, comidas, taxis… El superávit final, con una entrada normal, sin ser un desastre en ventas, vendiendo algo más de medio aforo, sería de 500 euros a repartir entre 5, y a mi me da vergüenza ofrecer este dinero a personas del talento de las que trabajan conmigo, y no soy una ONG para pagar de mi bolsillo y salvar los muebles del Ayuntamiento de Madrid, que sí obtendrá rédito por la “heroica realización del Festival de Jazz en tiempos de crisis”. ¿Tiene sentido? No. Ahora mismo, esto no tiene ni pies ni cabeza. Uno puede aceptar ciertas condiciones para hacer un concierto, pero no para justificar la supuesta labor de ciertos concejales a costa de mi dinero, mi dignidad, y mi trabajo. Puedo comprender que estemos en tiempo de crisis económica, pero hay asuntos como poner las entradas a la venta a tiempo que tienen el mismo coste para el festival si se hace el día antes o cuatro meses antes. Actualizar la web oficial del festival no requiere una inversión millonaria para que exista al menos un método oficial para que el público conozca la programación al completo. ¿Vamos a taquilla, pagando gastos, y confiando en que la gente adivine por inspiración divina que conciertos hay, cuanto cuestan, dónde son y dónde comprar las entradas? Si el asunto es así, me resultaría más rentable hacer el mismo concierto por mi cuenta, decidiendo con cuánta antelación salen a la venta las entradas. Y si la promo de mi concierto va a depender solamente de la que yo mismo organice, poder planearla en los espacios de tiempo coherentes según indica el mundo real.
La inteligencia de las personas que viven en esta ciudad está siendo secuestrada por una banda de ignorantes que pretenden enseñarnos “lo verdaderamente importante” en la vida, es decir, llevárselo crudo y rápido, y lo demás son tonterías que no merecen respeto alguno. Tenemos que enseñarles que no necesitamos toda la basura que nos venden y que nuestra vida tiene sentido en la medida en que compartimos cultura, además de sobrevivir de forma equilibrada. Los creadores y los consumidores de cultura formamos un ecosistema dentro del cual nos necesitamos, nos comunicamos y nos alimentamos, y eso es precisamente lo que nos distingue de los animales.
Invito, por último, a las personas cultas de los medios de comunicación a que se rebelen y rompan los barrotes en los que también a ellos mantienen secuestrados, y hablen y escriban libremente, tal como hacían hace 30 años. ¿Es que no lo recordáis?
Estoy seguro de que si no arreglamos las cosas nosotros AHORA, dentro de 4 o 5 años lo lamentaremos mucho. Ya está bien de decirnos que no somos necesarios y, a los ciudadanos, decirles qué es necesario y qué no, desde la ignorancia más descarada.
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