LXXVI
"I think we lost the keys to the kingdom before we'd seen them"
DON'T BE SAD
Whiskeytown
Pneumonia
Lost Highway
2001
(ENGLISH AHEAD) Quedarse a las puertas. Tocar con la punta de los dedos. Tener un pie dentro. Rozar la gloria. O, como dicen por mi tierra, haciendo gala de nuestro tópico y machista gracejo valenciano: "es que li ha faltat un pel de figa". El refranero está lleno de locuciones más o menos expresivas sobre esperanzas truncadas, sueños sin realizar o desilusiones inesperadas. Desde luego, superan en número a aquellas que expresan lo contrario, que se resumen en un simple y aburrido verbo: "triunfar". Quizá será que el mundo está poblado por cien veces más perdedores que triunfadores. Eso será.
O no. La línea que separa el éxito del fracaso es tan delgada que a veces se da la paradoja de que el mayor de los batacazos se transforma en un trampolín directo hacia un objetivo completamente distinto al que uno se empeñaba en conseguir. Yo lo he visto. Hay seres humanos tan grandes que son capaces de convertir una monumental bofetada en litros de queroseno que quemar de camino a un sueño todavía más desafiante. Otros no sabríamos de dónde sacar tanto combustible. Pero contamos con su ejemplo. Me río yo de esos otros "triunfadores".
Ryan Adams no es un triunfador de libro, y su carrera se ha visto salpicada de críticas de todo tipo, desde las más entusiastas a las más devastadoras. Y yo creo que ha salido airoso de todos los envites, probablemente porque no se ha tomado en serio todo lo que han dicho de él. Es verdad que pululan por la red comentarios de quienes han ido a alguno de sus conciertos en los que ha tenido actitudes de niño mimado, que hay quien lo tacha de "éste quién se ha creído que es", que si se repite, que si copia descaradamente o que si le falta un "no sé qué". Hablo de él en una entrada dedicada a Whiskeytown, su ex-banda, porque me parecen lo mismo. No hay Whiskey sin Ryan. El talento descomunal del chico de Carolina, solo perturbado por sus esporádicos episodios de una extraña enfermedad llamada Síndrome de Ménière, sigue siendo infravalorado por gran parte de la industria norteamericana e internacional. Es muy fácil ser seguidor de los adorables U2. Lo difícil es apostar por el artista incompleto, que por lo que a mí me parece un genio.
Acabo con la canción. Pocos versos para decir cuatro verdades: "me parece que perdimos las llaves del reino antes siquiera de verlas", "hemos visto muchas cosas que no queríamos ver, pero me alegro de que sucediera", "sé que a veces nos pasamos de la raya, y volvimos a pasarnos" o "no tenemos por qué vivir de esta manera toda la vida". Pero ante todo esto "no estés triste": Errare humanum est.
The dictionary is full of expressions dealing with failure and disappointment, as opposed to the dull and simple verb “to succeed”. Maybe that’s because the people who have experienced failure in life outnumbers those who actually accomplish their goals. Maybe.
Or maybe not. The line that draws the difference between success and failure is so thin that sometimes the greatest disappointment can become, paradoxically, a springboard towards a complete different challenge to the one you were struggling to get. I have seen it myself. There are people who are able to turn a drawback into a catapult, while others like me would just see a bottomless pit. They’re an example to follow. Forget about those other “winners”.
Ryan Adams is not a textbook winner. His career has been sprinkled with all kinds of reviews, good and evil ones. I think he has acquitted himself quite well from the attacks, maybe because he has not taken all these critics too seriously. It is true that the Internet is full of not-too-nice comments about his person and work. He has been accused of repeating himself too much, of almost plagiarism, of being too conceited, of always remaining a could-be that, somehow or other, is often lacking in something. I’m talking about Ryan though the post is about Whiskeytown, but to me it’s two sides of the same coin. There’s no Whiskey without Ryan. The talent of the Carolina kid, only hampered by sporadic fits of the Ménière syndrome, keeps on being underestimated in and out of his country. Wonder why. It’s dead easy and convenient to be a U2 fan. The effort lies in betting on an incomplete artist, which is why I consider him a genius. Just check out he lyrics of this song: humans not always succeed. But don’t be sad for that.
Enlaces/Links:
Whiskeytown at Lost Highway: www.losthighwayrecords/whiskeytown
"Benvolgut" Víctor, los momentos, justo después de la derrota, son los más amargos, lo sé. Pero también es cierto que una derrota es otra oportunidad para intentarlo. Ya, ya sé, supongo que no estás para hostias y que yo te pueda decir unas cuantas frases de cutre autoyuda no te servirán. Creo que en este sentido, nos inculcan desde pequeños un excesivo bien en la victoria, y la repulsión más absoluta hacia la derrota. Cuando son dos caras de la misma moneda. Y demasiado dramatismo en que nos vemos abocados a derramar tanto en uno como en otro lado. Creo que aunque no hayas ganado, puedes darte el lujazo de una buena cena y preparar el próximo asalto, no sirve de nada lamentarse por lo que no se ha conseguido.
ResponderEliminarEn cuanto a músicos sin suerte hay a montones, millones de gente con un talento excepcional que nunca podremos gozar de su música, pero al menos, cuando descubres a esta gente, los tienes con un pequeño tesoro, y más cuando puedes contactar con el artista, es una experiencia increíble por las dos partes, lo digo por experiencia.
Víctor, ánimo, siempre hay otro objetivo por alcanzar, otros sueños que esperan...
Pues sí, yo también soy de los que no se lo tragan...
ResponderEliminar@Nahim: Eduacr en el fracaso es la mejor inversión de futuro, cierto. Saludos Nahim.
ResponderEliminar@Xim: ...lo cual no es óbice para que te guste su trabajo. ¿o sí?
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