"I know you want me to disappear
I know you might come back to see me here
You know where I rest all night long
Hopefully you'll drop by some time"
WHEN IS NEXT TIME
Alexander Bright
When Is Next Time (single)
Self-edited
2013
Si tienes 18 añitos y te pones a componer canciones por las noches mientras por las mañanas asistes a clases de literatura en la facultad, puede que el resultado no pase de ser algo curioso. Si tu prototipo del encanto se llama Serge Gainsbourg y además idolatras a The Smiths, Lou Reed, The Cure o The Vaccines, entonces tu bagaje musical puede hacer de tus composiciones algo más interesante. Si encima eres hijo de un parisino y una taiwanesa y has vivido a caballo entre Los Ángeles y Nueva York, tienes lo que te faltaba para que las canciones tengan el toque exótico y cosmopolita necesario para que gusten a un mayor número de gente. Y si, para acabar, tu libro de cabecera es El hombre y sus símbolos, de Carl Jung, la genialidad está al llegar.
Mezclar churras con merinas casi siempre es sinónimo de desorientación, por lo menos en nuestro idioma, pero en este caso, el cóctel de influencias y la naturaleza mestiza del protagonista de esta historia da como resultado un delicado producto de una inusitada belleza y simplicidad. Alexander Bright es el nombre de la banda y el alter ego de Sacha Mendel, un jovenzuelo al que le encanta charlar sobre física cuántica o neurobiología y en sus ratos libres se empapa de las teorías del psicoanálisis ya que analizar el subconsciente, según él mismo, "nos abre las puertas a experiencias que en su momento nos pudieron avergonzar". Quizás por eso aborda los temas de sus canciones siempre desde una perspectiva valiente en el que los pensamientos y el monólogo interior están a la orden del día.
En el tema que hoy presentamos, por ejemplo, Alexander ruega a un ser que se nos antoja ausente en un tono despreocupado que no le abandone definitivamente, pero parece como si no le pusiera la pasión necesaria. La languidez con la que manda su mensaje a quien parece que pasa de él contrasta con el supuesto desgarro que debería causar esa indiferencia -ya está el inconsciente jugando malas pasadas...
Junto a Paul Megna y Devin Greenwood, Sacha (o Alexander, como ustedes quieran) lleva unos cuantos meses grabando temas para lo que suponemos un primer álbum, y de vez en cuando nos deleita con una pequeña pieza para poder ir probando de ese curioso brebaje que cuando llega al vaso, se presenta de un color transparente que oculta la gran cantidad de ingredientes que lo forman. El sabor es profundo e intenso, casi casi como los sueños de los que nace. ¿Quién teme ahora a Carl Jung?
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