"There's nothing more beautiful than your smile
As it conquers your face
There's nothing more comforting than to know
Know you exist in this time
In this place"
DISAPPOINTING
John Grant (ft. Tracey Thorn)
Grey Tickles, Black Pressure
Bella Union
2015
Iba a titular esta entrada "Hiperboleando", pero gracias a los conocimientos en marketing online que estoy adquiriendo recientemente confieso que he resuelto incluir el vocablo inglés hype en ella solo por aquello de ayudar al posicionamiento de la misma un poquito más alto en los resultados de búsqueda de Google. Por eso y porque en realidad estamos hablando de lo mismo, aunque poca gente sepa que ese término anglosajón viene del acortamiento de la palabra hyperbole, precisamente.
No nos damos cuenta, pero nos pasamos el día exagerando. Cuando llegamos al trabajo medio dormidos y decimos eso de "los lunes me matan" no reparamos en que antes nos iremos al otro barrio por cualquier otra cosa excepto porque se haya acabado el domingo. De los políticos decimos que "son lo peor" cuando pruebas hay de que siempre estamos a tiempo de toparnos con un sátrapa que empequeñezca los defectos de los actuales. A la hora de emitir un juicio sobre un plato no nos ahorramos palabrería: "es un manjar de dioses" -rayando la cursilería-, o "esto está para dárselo a los cerdos" -por no mencionar comentarios más escatológicos. La popularización de la expresión "pasarse cien pueblos" no hace más que constatar que al comunicarnos, necesitamos hacer uso casi continuo de la mencionada licencia retórica.
En el terreno de las relaciones personales es cuando se hace más patente. El elogio -o el desprecio-, en sí mismo, es susceptible de hiperbolizarse cuanta más importancia le demos al efecto que queremos causar. Y ahí aparecen los piropos y los insultos como extremos de una cuerda en la que pocas veces sabemos movernos por el centro. Como extremos que son, cabe moderarlos, y valorarlos en su justa medida, porque lo que se deriva de tales exageraciones no es ni más ni menos que una intención, ya sea de conquistar o de incendiar, y lo que realmente importa es cuál es nuestra respuesta ante ellas. Por otra parte, para el exagerador, la hipérbole usada conscientemente como recurso está muy bien, incluso como filosofía de vida.
El señor -y qué señor- John Grant decide que es mejor pasarse que quedarse corto, y escribe una canción que si me la canta a mí, caigo en sus brazos en el segundo verso. La contundente voz de este artista de infancia difícil, adicciones varias e intentos de suicidio se complementa perfectamente con la no menos contundente base electrónica y la calidez de la voz de Tracey Thorn (Everything But The Girl) para conseguir un irresistible tema de amor compuesto por una serie de comparaciones en hipérbole y acabar diciendo que lo más exquisito y grandioso que existe sobre la faz de la tierra es decepcionante ante la sola existencia del ser querido. Y a ver cómo te quedas.
Pues no está mal ser un poco exagerado, multiplicar el elogio, aumentar hasta el grado superlativo si las palabras escuetas no alcanzan a transmitir todo el sentimiento positivo que hay detrás de ellas. Para lo negativo no me interesa hacer uso de la hipérbole, me basta con la elipsis.
John Grant's official site: johngrantmusic.com
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